Un nacimiento, entendido el término desde el punto de vista biológico, implica un hecho abrupto y determinante, que implica un antes y un despues.
Hablar del nacimiento de la industria aeronáutica en Argentina contraría ese concepto, al punto que casi podria decirse que los “trabajos de parto” han perdurado por mas de 90 años.
Para iniciar este pequeño raconto debemos remontarnos al año 1908, en el cual un francés, Pablo Castaibert, tuvo ocasión de ver el vuelo de Orvill Wright en París, su ciudad natal.
Impresionado, puso su carácter emprendedor al servicio de esa idea, y tuvimos la suerte que decidiera, impulsado por las circunstancias, radicarse en Buenos Aires.
Ya para el año 1910 habia diseñado su primer aparato el Castaibert 910 1º. El cual estaba equipado con un motor Anzani de 3 cilindros que erogaba 25 hp. Esto fue producto de un estudio realizado por el francés sobre los aparatos e ideas deBleriot y de la Deperdussin.
Este primer aparato tuvo problemas insolubles de centraje, por lo cual pronto derivó en el Castaibert Nro 2. con la misma planta motriz. Planeador sobre el cual se fue incrementando la planta de poder utilizando los Le Rhome o Gnome desde los 50 a los 100 HP. Como es lógico pensar el aparato era muy similar al Bleriot.
Un ala alta monoplano, de madera por supuesto, con tren anterior de ruedad de rayos y patin posterior.
Sin ningun lugar a dudas Castaibert es el padre de la industria aeronáutica en el Rio de la Plata, asi como Newbery lo es del vuelo en sí. Por eso creemos necesario reseñar su azaroza vida plagada de emprendimientos.
El chispazo de inspiración de este constructor amateur sobrevino en el año 1902, durante la observación del Bleriot de Armand Prévost (preservado en el Museo Nacional de Aeronautica, hoy en Moron).
Hasta entonces Castaibert había trabajado sobre la idea de Santos Dumont sobre un velívolo pendular. Esto lo llevó a ahondar sus estudios y a convencerse de que de seguir en esa tesitura iría por el mal camino.
A partir de entonces, con el Castaibert 911 Nro. 2, sus aparatos tuvieron una innegable influencia de las construcciones de Bleriot, al punto que un observador inexperto podría confundirlos.
Un éxito notable sobrevino el 30 de junio de 1912, cuando al comando de un 912-3, equipado con un motor rotativo Gnome de 50 hp logró un record de altura alcanzando los 1200 metros (luego batido por el mismo alcanzando los 1500 el 24 de septiembre de aquel año).
Pero el verdadero reconocimiento del genio francés provino de la vecina orilla, del país hermano del Uruguay, ya que a instancias del propio Castaibert y del procer uruguayo Bonilla se efectúa ante el ministro de guerra y marina de aquel pais, Don Joaquin Sanchez, un vuelo de prueba a cargo del propio diseñador.
Luego toco el turno al aviador uruguayo (brevetado en Argentina) Boizo Lanza, luego del cual el Ministro decidió la compra de 4 aparatos, con lo que se da formal inicio a la escuela de aviación militar del Uruguay, la que se funda el 20 de noviembre de 1916.
De esta manera se afianzan los lazos comeciales y afectivos de Castaibert con el Uruguay abandonando practicamente sus instalaciones de Villa Lugano en Buenos Aires y dedicándose a formar aviadores y especialistas en la vecina orilla. No olvidemos que este constructor autidodacta había desarrollado la actividad instructoria en Argentina poseyendo el brevet de piloto aviador Nro. 12.
Nos animaríamos a afirmar que la muerte de Boizo Lanza (primer director de la escuela de aviacion militar de su pais), acaecida el 25 de noviembre de 1918, Castaibert comenzó a desaparecer del entorno aeronáutico, quizá influenciado por este hecho luctuoso debido a la estrecha amistad que los unía, y se dedica nuevamente al comercio automotor, origen de su actividad comercial.
Otro precursor contemporáneo de Castaibert es Eduardo Marichal, quien se dedicó en un tiempo a realizar repuestos de motores de aviación, principalmente de los populares Gnome de 50 hp. De este diseñador se sabe poco y nada, ya que su actividad era mucho mas amateur que la de Castaibert.
Solo construyó algunos biplanos que no llegaron a buen termino comercial debido en parte a la escaza visión de futuro respecto de la aviacion en aquellos años y en parte a deficiencias técnicas principalmente por custiones de centraje.
Tambien en esos años, un constructor aficionado argentino llamado Enrique Artigalá construyó un extraño velívolo, típico de la excentricas ideas de la época.
Se trató del “Argentino 1ro”, equipado con el omnipresente Gnome de 50 hp, fabricado durante el año de 1915, se conocen pocos datos y solo una fotografía, pero se sabe a ciencia cierta que jamas pudo volar.Como casi todos los constructores de la época el proyecto cayó pronto en el olvido y nada se sabe respecto del diseñador con posteriordad a esa fecha.
En este año los técnicos aeronáuticos Jorge Sfreddo y Luis Paolini comenzaron su actividad en un taller en Palomar, en el cual se dedicaban a la reparación de aeronaves civiles.
Ya en el año 1916 se trasladan al entonces aeródromo “Presidente Rivadavia” en la localidad de Morón, consolidando una actividad empresaria que les valió la licencia para la fabricación del FMA 20 “El Boyero”, luego frustrada por cuestiones que sería ajeno explicar en el presente trabajo. Estos aeroplanos fueron luego constuídos por la firma “Petrolini Hnos.”, que poco tenía que ver entonces con la industria en sí y que bajo ningún punto de vista podría considerarse pionera.
Llegaron incluso a fabricar interesantes aeronaves de su concepción, las cuales no arribaron a éxito comercial.
Por su parte, el Ingeniero Alfredo Turbay recibido en la Universidad de Tucuman construyó el T-1 “Tucan” cuyo objetivo no era el de volar sino el de formar técnicos y profesionales aeronauticos idóneos.
Sin embargo, gracias a este diseño el agregado militar de los Estados Unidos en ese entonces le ofreció un contrato para diseñar aviones en aquel país, hecho que se repetiría cíclicamente en los años posteriores con otros diseñadores.
De esta forma experimentalmente diseñó el T-2, el cual era un monoplano de ala baja bimotor, que se quemó por accidente antes de su primer vuelo.
Turbay no bajó los brazos y encaró el diseño y construcción del T-3 similar al T-2 pero de seis plazas mas piloto, que no consiguió éxito alguno y cayó en el fracaso.
Podemos citar, además, a empresas como IMPA, que en la decada de 1940 desde sus talleres de Quilmes intentó la fabricación en serie de aeronaves deportivas, como el IMPA Tusa, que equipado con un motor de 65 hp era biplaza y en cuya construcción seempleara por vez primera en el país materiales plásticos.
Luego, en la década de 1980 comenzó un marcado declive que culminó con la virtual desaparición de constructores en el país que se registra en la actualidad.
El constructor Paul Castaibert frente al modelo 3
Foto: “Gaceta de la aviacion”
El Castaibert 912-3 de la aviacion Uruguaya con el cual el Tte. 2do. Berisso ganara el raid Buenos Aires-Mendoza.
Foto: “Gaceta de la aviacion
El “Estudiantil” con su motor Anzani de 25 hp, adquirido por la “Comision Central Recolectora de Fondos Pro Flotilla Aeromilitar Argentina” el 22 de octubre de 1912
El S&F nro. 2, un triplaza de ala alta parasol diseñado en la década de 1920.
Foto: “Colección del autor.”
El Tucán 1
Foto: “Colección del autor”
El avion de Artigalá en una rara fotografía de 1915
Foto: “Colección del autor”
El Impa Tusa frente a los hangares de Aeroposta Argentina en Quilmes, pcia de Benos Aires en los comienzos de la década del 1940.
Foto:Archivo General de la Nación
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