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Navegueta Santa Romana, dos gigantes

Por Hernan Longoni
Fotos: Flaco Mori

Los comienzos de la aviacion civil en nuestro país se remontan a comienzos del siglo pasado, cuando un grupo de entusiastas visionarios tomo en sus manos la bandera de una actividad con un futuro que muy pocos, increíblemente, avisoraron.-
Podria decirse que ese pasado de aventureros y visionarios quedo olvidado en aquellos años donde todo parecía estar por hacerse.-
Sin embargo, nada mas lejos de la realidad. Aun hay entre nosotros aventureros y visionarios, o mas apropiadamente una conjunción de ambas cualidades.

Finalizada la década de 1980, nuestro país contaba con dos museos aeronáuticos solamente, el Museo de la Aviacion Naval, ubicado cerca de la Ciudad de Bahia Blanca, y el Museo Nacional de Aeronautica, ubicado desde los años 1960 en un predio anexo al Aeroparque Metropolitano.-
Paralelamente, las unidades militares solian mantener museos internos, mayormente con material documental y fotográfico, y algunas piezas menores, pero no aeronaves.-
Poco o nada del material radiado de servicio era conservado, y mucho menos restaurado, limitadose en la mayoría de los casos estas restauraciones a una simple tarea de pintado, que en el común de los casos escasamente respetaba la realidad histórica.-
Una corriente nueva surgió entonces en los primeros años 1990, con la salida de servicio de importante material aéreo, comenzándose lenta pero inexorablemente, a modificar el paradigma de la conservación e iniciándose actividades de restauración mas cabalmente entendida.
El traslado de la sede del Museo Nacional de Aeronautica a la base de Moron tuvo un efecto multiplicador de esta tendencia, destacándose sin ningún lugar a dudas la figura del Com. (Re. Art 62) Dn. Julio Mirgone como uno de los lideres en este nuevo despertar del conservacionismo aeronáutico.-
Sin embargo, resulta fundacional (y quizá por eso aun incomprendida y muchas veces atacada), la actividad de los primeros privados en esta tarea de acopiar, mantener y restaurar material militar. Modificandose definitivamente el criterio de restauración al real y mas completo significado, tal es el de poner las cosas a su estado inicial.

En tal sentido, el Museo Estancia Santa Romana ha elevado la vara a niveles nunca antes vistos en los criterios de recuperación, restauración y conservación de material museológico militar, llevando adelante la tarea ardua pero fructífera de evitar la perdida y chatarreo de material radiado.-
No se agota este emprendimiento titánico en los museos militares (de los que ya hablaremos). Se trata de un parque tematico erigido en torno a la llanura puntana, en los cuales la reserva de animales exóticos (Bufalos de agua, ciervos, antílopes, tigres, cebras –en el futuro), y autóctonos (vacas, chanchos jabalíes, ñandues, zorros, pumas, etc), el tendido ferroviario y la pista con su hangar dan marco a un emprendimiento que escapa sin dudas a la imaginación de los comunes.
Quien ingresa al predio por los magnificos solares, disfruta de su piscina, de sus confortables habitaciones, del restaurante, al que se ingresa previo paso por una lujosa recepción, que hasta incluso cuenta con un elegante piano de cola, ingresa sin dudas a un mundo mágico, que trasciende los tiempos y las personas, y que nos embriaga con la combinación perfecta de modernidad y rusticidad, de la cosmopolita decoración de sus dependencias a la aspera pero encantadora soledad de su ventosa llanura.-

Gracias a este emprendimiento, declarado de interés provincial, miles de niños de diferentes establecimientos educativos de varias provincias han podido tomar contacto con la historia, con el modo de vivir de muchos argentinos, con algo que jamás habían podido siquiera tocar: una aeronave, desplazándose en algo que nunca habían podido abordar: una formación ferroviaria.-
El majestuoso museo-hangar, diseñado no solo para albergar si no para exponer aeronaves, domina el horizonte, al que se accede ya sea por via terrestre, por vehículos o tren, o utilizando la impecable pista de 1300 mts de largo con cabeceras de hormigón.-
Sus amplios portales, semejan los rayos del sol en el horizonte, y es coronado este magnifico edificio con la torre de control que todo aeropuerto que se precie debe tener.
La variedad de su colección de aeronaves nos lleva con la mente y el corazón siempre al mismo y sagrado lugar: Malvinas. Siendo un centro de recordación permanente de la gesta nacional, incluyendo en el futuro una replica exacta del cementerio Argentino de Darwin, y dando asi una excusa mas para peregrinar a sus tierras.-

Complementan este museo-hangar, una barraca de ejercito, que contiene material de Ejercito Argentino, radiado de servicio y en pleno proceso de restauración, haciéndolos a la mayoría de ellos utilizables, conformando de este modo –y en idéntico criterio al aeronáutico- un “museo vivo”, con material en servicio. Algo inédito en la región.-
Hasta este lugar de ensueño llego una suerte de procesión aeronáutica, cuyo misticismo solo es comparable con la majestuosidad faraónica del Museo Estancia Santa Romana.
No hay que dejarse engañar por su nombre que evoca un diminutivo, es un circo volador gigante –entiendase al circo como aquellos eventos de post gran guerra en el que los pilotos ofrecían sus habilidades para promocionar la aviación- lleno de ímpetu, camaradería, espíritu aventurero y altruismo.
Se trata de la “navegueta 2015 – Santa Romana”, evento que de la mano de su creador, don Hector Freyre y con la impecable organización de Maximiliano Actis Caporale, Jorge Ezquerra y Hernan Longoni combino la visión con la aventura. La visión encarnada en el Dr, Emilio Luis Magnaghi (fundador de Santa Romana) y la aventura representada en esta legion de pilotos que se dieron cita en San Luis, centro del Pais.-

Luego de meses de organización silenciosa, de obtener el apoyo de la Fuerza Aerea Argentina a través de su Sec. Gral Brig. Amaral, en especial de la V Brigada Aerea, representada en su Jefe. El Brig Bellocq, de la participación de las Fuerzas Vivas de Justo Daract y de Villa Mercedes y la incomparable colaboración del Aeroclub de Va. Mercedes en la persona de Rafael Perez, sin olvidarnos del encargado del Museo Santa Romana Carlos Ortiz, tuvo lugar en los días 12 y 13 de septiembre de 2015 este evento ya tradicional, por primera vez en Santa Romana, en el que se dieron cita nada menos que ochenta y dos aeronaves de diferentes provincias y localidades, para disfrutar de un marco de cordialidad y camaradería sin igual.-

La gran cantidad de trafico se coordino con la torre del Aeropuerto de Va. Reynolds, no produciéndose incidente de ningún tipo, desarrollándose todo con fantástica eficiencia.
Defensa civil y Bomberos Voluntarios de Justo Daract dieron su inestimable e insoslayable aporte de eficiencia y seguridad, para que el evento tenga los parámetros de una operación segura y eficiente, volando todo su accionar en procura de que nada empañe semejante evento.-
No falto el despliegue de acrobacia aérea, paseos en helicópteros, visita al museo ferroviario Santa Romana, paseos en vehículos militares. Los tanques de combate VC Sherman, las mowag Grenadier, los semiorugas, jeeps, jeeponas, y material de artillería de la barraca de ejercito, asi como sus dos aeronaves Mohawk fueron la delicia de los niños, asi como lo fue la posibilidad de abordar aeronaves Mirage, A-4, Guarani, DC-3, Tracker, T-28, Morane y etc para los adultos, devenidos sin ningún lugar a dudas en niños.

A su vez el Brig (Re.) Dn. Sergio Mayor formo parte del evento y brindo una charla en la que conto sus experiencias como piloto durante la Guerra de las Malvinas.-
Es que estos eventos hacen correr las agujas del reloj hacia atrás y mucho mas en Santa Romana, donde el tiempo no simplemente se detuvo, sino que marcha hacia al pasado.-
La recorrida por la sala de maquetas del museo, ubicada bajo la sala de conferencias trajo un descubrimiento del arte del modelismo a la vez que no deja tiempo a descansar del asombro por cuanto en ella se ve un diorama del ataque a la fragata Coventry, una replica en escala 1/72 del portaaviones ARA 25 de Mayo, entre muchos otros elementos que no dan respiro a los sentidos.
En proximidades de la pista, a alrededor de cinco kilómetros del casco, un sensacional edificio conocido como “el quincho” albergo a los visitantes, quienes disfrutaron de las parrillas, mesas, y lugares para el descanso y la apreciación del entorno fantástico que brinda la naturaleza.

No caben dudas que se han combinado en este evento fantástico los ideales de los padres fundadores de nuestra aviación, perseverancia, superación, perfeccionismo y visión.-

Auguramos un futuro venturoso para este evento que ha sido, sin dudas, el puntapié inicial para el lanzamiento de este verdadero polo de la aviación general en el corazón del país.-

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